La Marca Editora

Dos libros para crecer: Alfabeto saurio y Martina rima con rima

En uno predomina el color rojo, en el otro predomina el celeste. Uno fue escrito e ilustrado por Diego Alterleib, joven y talentoso diseñador gráfico que, desde 2005, viene ilustrando el suplemento "Futuro" de Página|12, además de haberse desempeñado en el Planetario de Buenos Aires como jefe del departamento de Diseño, y de colaborar para las revistas Rolling Stone y Hecho en Bs. As. El otro fue escrito y armado por Leonardo Levinas, físico, filósofo y autor de las novelas Visitantes en la memoria (Atlántida, 1994), El último crimen de Colón (Alfaguara, 2001, que resultó finalista del premio de esa editorial) y El último final (Alfaguara, 2005).

Uno es un libro para chicos en crecimiento (valga la redundancia), didáctico pero a la vez notablemente artístico, el otro es una obra casi inclasificable destinada a una mujer que ahora es una nena.
 
Alfabeto saurio de Diego Alterleib aúna un excelente trabajo de diseño y un texto tan provocador como preciso: un diálogo urgente entre un malvado pero algo torpe gato y un pobre pero muy perspicaz loro al que se está por devorar. “Los loros no mentimos; solo repetimos verdades de otros”, dirá el animalito para sobrevivir a las fauces del felino y enseguida estirar lo máximo posible su vida –al mejor estilo Sherezade en Las mil y una noches—con una propuesta que es también una apuesta. En primer lugar, le asegura al gato que los loros tienen parentescos con los dinosaurios, quienes llegado el caso podrían acudir en su ayuda, luego le dice que es capaz de nombrarle a un dinosaurio pariente por cada letra del alfabeto, con la condición de dejarlo libre si es que puede llegar a superar los terribles escollos de letras incomodísimas como la “w” o la “x”. Así, el lorito va nombrando a extintas pero inolvidables bestias, en una gama que va desde el no muy conocido elasmosaurio hasta el celebérrimo tiranosaurio, agregando como si fuera poco dos características que definen a cada especie. Claro que las cosas no le resultarán tan fáciles al loro y habrá momentos de zozobra que tendrá que ir superando con su habilidad verbal. Así, además de enseñarle a los chicos el alfabeto y los nombres de los dinosaurios, Alfabeto saurio también les favorece un faro, una guía para saber lidiar con las dificultades que entraña la existencia. En ese sentido, no es solo un libro que aporta conocimientos, sino más bien un libro que ayuda a ser libre, un libro que, en cierta forma, enseña a vivir,  lo cual constituye un crecimiento notable para el género.
 
Si bien Martina rima con rima de Leonardo Levinas está destinado a una y sólo una lectora en el mundo –Martina, la hija del autor— su lectura atrae por igual a padres e hijos. Se trata de un libro caprichoso, misceláneo, rebelde y de una ternura descomunal. El libro que un padre enamorado le escribe a su hija a la que no puede ver con la frecuencia que quisiera. Frases desopilantes de la nena (“¿Cuándo mi abuelita Sarita va a dejar de estar muerta?”), anécdotas (“estaba tranquilamente agachada con las manos para adelante, haciéndose pis encima. Martina, ¿por qué no usas tu pelela? No quiero, ya soy grande”), historias, cartas para que ella lea en el futuro, diálogos, fotos de juguetes y de los espacios en común de ambos, poemas ultrasensibles (“Llevás botines con cara de gato/ parches de colores en la ropa,/ siete enanitos en un plato,/ el barquito de Simbad con viento en popa”), hacen de Martina rima con rima una especie de árbol en constante y lento crecimiento. Además de estar impecablemente escrito, y de alcanzar, por momentos, un grado enorme de expresividad (“Hoy te fuiste de mi casa. Te extraño como se extraña vivir en un solo lugar, amar a una sola persona en un momento, o reír solo de vez en cuando”) este libro constituye una forma de educación sentimental. Pero no para Martina –es decir, no para los hijos—sino más bien para los propios padres, para fomentar su crecimiento a partir de los constantes cambios que experimentan aquellos que son lo más entrañable que existe en sus vidas. Para sorprenderse confirmando sus semejanzas, pero sobre todo para enriquecerse descubriendo sus diferencias. Martina rima con rima y este sorprendente (por donde se lo mire) nuevo libro de Leonardo Levinas parece lograr algo imposible: detener por u instante el crecimiento de un hijo para comprender con otra perspectiva su madurez, igual que aquellas canciones capaces de detener el tiempo logran hacernos sentir algo parecido a la inmortalidad.

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