La Marca Editora

La estética de un sentimiento

Si la memoria política argentina tuviera forma de biografía, los primeros dos gobiernos peronistas (1946-1955) serían recordados como un romance. La emotividad desparramada en las calles, el cristal opaco que se usó para medir algunos errores y la indiscutible alegría de la clase obrera forjaron una Arcadia idealizada que justifica, para los políticos del siglo XXI, la lucha por usar los símbolos que quedaron en pie tras dictaduras y traiciones.

Del conjunto de dibujos y fotografías que circulaban entre los “descamisados” de entonces ha perdurado solamente un manojo de señales, ya que el gobierno militar que siguió al golpe de 1955 prohibió cualquier mención al peronismo, y su imaginería –que incluía afiches, carteles, logotipos y libros– fue perseguida repetidamente desde aquel momento. Perón mediante. Gráfica peronista del período clásico (La Marca Editora) intenta recuperar esa estética que alguna vez tuvo que ser guardada en armarios para revisarse en secreto. A cincuenta años de haber sido impresos por primera vez, los mensajes compilados recientemente por Guido Indij causan al mismo tiempo una sensación de familiaridad y extrañeza, como si se tratara de pedazos de recuerdo que no terminan de asumirse como tales.

“Las hadas buenas. Mamá. Evita. La Señorita.” Indij tiene 38 años y no aprendió a leer con esos textos, ni con los dibujos de Evita volando que acompañaban las lecturas; pero cuando se topó con ellos, descubrió un candor especial y decidió rastrear la misma potencia gráfica en archivos y bibliotecas. Lo que fue consiguiendo encajaba punto por punto con los ejes de la colección “Registro Gráfico”, un emprendimiento dirigido por el propio Indij que busca develar el arte en ambientes cotidianos. Con el pasar de los meses, se acercaron amigos con más material. A veces, los afiches venían de colecciones personales, y otras aparecían en el fondo de cualquier placard o ropero. “Daniel Santoro, un artista plástico y amigo que está investigando desde 1999 el tema de la estética peronista, fue uno de los pilares del proyecto. Ya había trabajado con nosotros en el Manual del niño peronista –obra que ganó el premio de la Asociación de Críticos Argentinos al mejor libro de arte editado en el 2004–; y sabíamos que tenía un gran archivo sobre el tema”, relata el editor. Además de Santoro, Horacio González y Eduardo López colaboraron, lanzándose a explorar las aristas emocionales, sociológicas y artísticas de una forma de construir identidades que todavía marca a fuego la vida nacional.

Desde el principio, Indij tuvo claro que el tema del libro iba a tono con estos tiempos de refundaciones y argentinidades al palo. “La gran antinomia (Perón sí - Perón no) sigue instalada y viva, a pesar de los años, las alternativas (radicales), las falsas alternativas (militares), las catástrofes peronistas (Menem), la mediación de Hollywood (Mado- nna) y el reciente sincretismo bolivariano (Chávez)”, afirma. “Por otra parte -puntualiza–, la idea que tuvimos para este proyecto fue hacer algo que pudiera interesarle al público argentino, pero también a cualquier joven japonés que esté harto de lo repetitivas que son las revistas de diseño.” En ese sentido, el subtítulo “Gráfica peronista del período clásico” tiene su razón de ser en el énfasis que hace sobre el aspecto estético. “Lo que nos interesa es trabajar sobre la imágenes, no sobre la política, más allá de que éste pueda ser un recurso para los investigadores. Ojo, para ser fiel a la verdad, tengo que decir que a medida que iba haciendo el libro me fui ‘emperonizando’... qué le vamos a hacer”, chancea el entrevistado.

“La masa” es casi siempre el fondo y figura. Se suman fotos del General con ropa deportiva, “gardelizado” o con traje militar; una galería de Evas que se reinventan con talento madonniano y una sucesión de convocatorias a los niños, privilegiados también en su carácter de target publicitario. Hasta hay planos de las auténticas “casas peronistas” que otorgaba el Estado. “Estoy seguro de que eso no se consigue en la Facultad deIngeniería”, se enorgullece Indij. “Tampoco se deben conseguir los prototipos de aviones ‘justicialistas’ que hay en el libro. Se usaban en los llamados a los aspirantes para la Fuerza Aérea. Tenían un aspecto muy parecido al de los Mirage, que se inventarían mucho después.”

Los aportes gráficos no se restringieron a lo meramente electoral ni a las coyunturas burocráticas. Con medio siglo de adelanto, el peronismo hizo de la infografía uno de sus recursos preferidos. Y, lo que es más importante, sus propagandas avanzaron de forma semioculta pero constante sobre aspectos como la vestimenta, la educación emotiva y la música, creando en poco tiempo una identidad social que excedió por mucho la supervivencia efectiva de su doctrina. El propio Daniel Santoro –el hombre que puso su archivo a disposición de Indij– ha señalado que “los diez años del peronismo fundacional dejaron un repertorio iconográfico de creatividad, cantidad y rareza sólo comparables a lo que produjeron otras grandes ideologías de la contemporaneidad”. Sin embargo, buena parte de los artistas locales dio la espalda a esa producción, tanto en tiempos de represión como en momentos de democracia, y su matriz sólo se recuperó recientemente, a medida que las catástrofes surtían el efecto combinado de añorar los tiempos de redistribución económica y reconocer la identidad latinoamericana a partir de la miseria.

“El otro día descubrí algo muy interesante”, se confiesa finalmente Indij. “Estaba leyendo una entrevista que nos hicieron y vi que habían publicado el afiche de las caras de Perón y Eva (ver foto) en un cuadrito de un centímetro por un centímetro. En ese formato casi microscópico, la imagen tenía la misma contundencia que cuando se utilizaba para los escenarios de veinte metros en los actos masivos. ¿Cómo hicieron estos tipos para lograr que algo se pudiera ver con la misma fuerza en soportes tan diferentes?” Algo sabían aquellos oscuros dibujantes oficialistas de los cuales no nos han llegado nombres. Perón mediante... puede leerse como un rescate de quienes hicieron la crónica dibujada de un enamoramiento colectivo, y casi invita a cantar la famosa melodía de la marchita con palabras menos simpáticas, pero más actuales: “Por ese gran argentino / que se supo conquistar / a la gran masa del pueblo / con buena publicidad”.

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