En el último lustro, las intervenciones callejeras dejaron de ser tímidos gestos en las paredes y maduraron en voluptuosos y soberbios murales. Buenos Aires se ha convertido en la meca del arte urbano. Recibe a los artistas más destacados del mundo entero, mientras los creadores locales son reconocidos y convocados a galenas y festivales de varios continentes. Sin embargo, permanecen en el anonimato para la gran mayoría de los ciudadanos. A partir de este libro, que les da voz e identidad, los lectores y peatones (que paguen sus impuestos) podrán reconocer sus técnicas, sus estilos y apreciar más críticamente sus creaciones.