Cuando Jorge Luis nace, en 1899, Buenos Aires es una gran aldea, cabeza visible de un país que, después de haberse declarado independiente de España en 1816, ha atravesado un siglo de enconadas y sangrientas luchas políticas internas. En ese país, el ejército ha terminado con toda la resistencia indígena al dominio del hombre blanco iniciado por la conquista española. Casi todos los negros, hijos de los esclavos importados durante la colonia, han muerto por enfermedades o han sido enviados a combatir en la guerra de la Triple Alianza. La llamada Conquista del Desierto, con su posterior distribución de tierras, ha consolidado una oligarquía terrateniente poderosa.
El gaucho —el mestizo hijo de la cruza entre indios y blancos— sobrevive en los arrabales o muere de a poco en la pampa que empieza a industrializarse. La literatura argentina está en pañales.
Ciudad de calles empedradas, coches tirados por caballos y construcciones bajas, con aljibes, patios y zaguanes, Buenos Aires intenta reponerse de los enconos del pasado, apostando al trabajo. Lentamente el país construye su estabilidad, basada en parte en un intenso tráfico comercial con Inglaterra. La organización política de este joven país es provisional: recién en 1914 se aprueba una ley de sufragio universal.
La Argentina entra en el siglo xx al ritmo del trabajo de su casi un millón de habitantes. Una tercera parte de ellos era de inmigrantes; sobre todo italianos, españoles, turcos, griegos, judíos y árabes. Los intelectuales son afrancesados, en su mayoría. Todavía había quienes, un poco en broma, pero muchas veces en serio, soñaban con ser parte del Imperio Británico, o un protectorado de Francia, e incluso de Portugal.
Sin embargo, Buenos Aires lucía como una de las ciudades más progresistas de América. Se la consideraba entre las diez más importantes del mundo. Sus políticos, sus militares, sus abogados y sus hombres de letras que, casi sin excepción eran hijos de las familias económicamente pudientes, creían que el centro del universo estaba en París o en Londres.
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Verónica Abdala
(Buenos Aires, 1973) es periodista cultural, crítica literaria y autora. Se formó en la Universidad de Buenos Aires. Trabajó en medios gráficos y digitales de su país, entre ellos los diarios Infobae, Página/12 y Clarín, revista Ñ y suplementos Radar, Adn LN y Disfrutemos BA. Es autora del ensayo Susan Sontag y el oficio de pensar (2019) y Café literario (2021), que reúne pasajes de sus entrevistas a escritores.
Rep
(Buenos Aires, 1961). Miguel Repiso, Rep publicó 40 libros, ganó premios nacionales e internacionales. Hace murales en muchos países. Realiza programas de entrevistas por television (Mundo Rep), y de radio (El Holograma y la Anchoa). Publica en los diarios Página 12, de Argentina, y en El País, de España, entre otros. Fue nombrado Personalidad de la Cultura de Buenos Aires, Embajador de Buena Voluntad de Unicef, y Caballero de las Artes y las Letras de Francia. Dibuja mucho a Borges.