La Marca Editora

Borges, palabras y dibujos

Por Daniel Campione

Verónica Abdala y Miguel Rep.

Borges: Una vida ilustrada.

1ª edición. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La marca editora, 2024.

192 páginas.

La conjunción de una escritora y periodista y un artista gráfico a propósito del más importante escritor argentino del siglo XX conforma un desafío atrayente. El resultado es una biografía ilustrada del autor de El hacedor, una cruza entre texto tradicional e historieta.

La imagen de Borges es una de las más difundidas y reproducidas. Rep le da su propia lectura, logra acercarnos a las distintas etapas vitales del brillante escritor. Y pone en relación las imágenes con distintos pasajes de su obra, con la geografía particular de sus versos y sus cuentos.

Abdala produce un texto conciso, apto para no conocedores de la obra borgeana y asimismo susceptible de resultar útil a quienes sí la han explorado. Como el carácter del libro lo impone, es más desacartonada que las biografías más tradicionales.

Una decisión acertada que recorre toda la obra es la no acumulación de datos, la reserva de mayor espacio para dar coordenadas sobre las distintas obras, incluida la frecuente reproducción de algunos pasajes. No se busca prodigar información, sino el acercamiento a la comprensión.

Se destaca en texto e imágenes la difícil relación de Borges, desde su juventud,con el hecho de ser argentino. El fútbol, el mate, el Martín Fierro, no forman parte de su horizonte. Sí el amor por Buenos Aires después de varios años de estancia europea. Y el entusiasmo por Hipólito Yrigoyen, en esos tiempos en los que el líder radical alcanza su máxima popularidad.

Doña Leonor es una presencia inquietante, vista con una mirada crítica. Rep la suele situar fuera de cuadro, y es su voz la que se dirige a su hijo en tono imperativo, en general imponiéndole prohibiciones o concediéndole licencias parciales. El peso del mandato materno.

Una de las protagonistas del texto y de los dibujos es la ciudad de Buenos Aires en distintas épocas, sobre todo en ámbitos barriales. Allí está Borges con sus historias de cuchilleros, con sus cuentos policiales o fantásticos que aluden a lugares porteños bajo nombres de resonancia extranjera.

La morada de lo indiscutible.

El libro trata de penetrar en diversos aspectos del universo personal del poeta y cuentista. Su relación con la literatura en lengua inglesa que lo llevó a la cátedra. Y su vínculo asombroso con la Biblioteca Nacional. De la que más que el director fue un habitante siempre atrapado por un universo que le era propio y ajeno a la vez, un laberinto al que, ya ciego, no podía ver.

En ocasiones se le da la palabra a Estela Canto a través de Borges a contraluz, libro que suele ser denostado por quienes no soportan un tratamiento irreverente (no irrespetuoso) a propósito de la vida y la obra de Borges. Aquí se la toma como una muy pertinente fuente para mejor entender al escritor

Con buen criterio Abdala le dedica muy poco espacio a la chorrera de viajes, premios, doctorados y condecoraciones que amojonaron las últimas décadas de vida del escritor y a los que otras biografías le dedican páginas enteras. Tampoco entra en liza acerca de la relación entre el anciano y María Kodama. Se limita a una mirada respetuosa, más bien neutra.

Señala: “En la actualidad en torno a Borges ya no hay polémicas, solo unanimidades. El tiempo se ha llevado sus opiniones y ha consolidado una obra en buena parte inmortal.” (p. 171). Esta afirmación no excluye el señalamiento sin justificativos de los profundos yerros políticos del autor de El oro de los tigres. No sólo los más recientes y recordados respecto a la última dictadura sino el “encantamiento” con la revolución libertadora, que lo colmó de honores.

En un pasaje, Abdala lo hace parte de una decena de escritores decisivos del siglo XX, una enumeración, discutible como cualquiera: Franz Kafka, James Joyce, Fernando Pessoa, Samuel Beckett, Marcel Proust, Henrik Ibsen, Federico García Lorca, Vladimir Nabokov, Pablo Neruda. Sea ese el listado escogido  u otro algo diferente, poca duda cabe de que el argentino merece ese sitial.

Una falencia que se puede señalar a este trabajo es que a menudo se hacen citas sin mencionar la fuente. El lector merece ser orientado en sus lecturas, ir al encuentro del fragmento que le ha agradado o lo ha conmovido. Al faltar la referencia le será difícil hallarlo.

Es un detalle menor. La obra configura una exposición literaria y visual del recorrido y la obra borgeana que consigue transmitir la alegría íntima de tomar contacto con un gran escritor, un maestro. Y así estimula a encontrarse con el mundo interior y la obra del hombre de los mundos soñados, los espejos, los laberintos y los tigres. Exponente también, sin quererlo, de las contradicciones y las limitaciones de la sociedad argentina.

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