"Estoy acá todos los días", dice la humorista gráfica y artista plástica rosarina Flor Balestra con una amplia sonrisa. "Me lo tomé como un trabajo". "Acá" son las galerías del Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el río). Allí, hasta el 6 de octubre, de martes a domingos de 15 a 20, gratis, puede visitarse su exposición retrospectiva individual Una idea es como un beso. Con cuatro videos animación, dos esculturas y otras obras tridimensionales, infinidad de dibujos y cientos de pequeños "objetos preciados" tanto de diseño como de colección, la muestra fue creada menos para recorrerla que para habitarla. En el primer túnel y en el último se instalaron dos "casitas" de madera bien iluminadas, con mesas y sillas, llenas de "cositas" para compartir. "Las puertas están abiertas", invita Flor.
Hay dos dibujos ampliados a escala monumental, ploteados en vinilo en las paredes ("El amiguito" y "Descendencia"), y en la galería transversal se expone su desopilante serie de ilustraciones para Las reglas del buen comer, de Leonardo da Vinci. El túnel del medio alberga cuadernos, vitrinas que exhiben sus originales como ilustradora y diseñadora y unos cómodos sillones donde es posible sentarse a charlar con la autora y anfitriona. Los textos de las cartelas fueron dibujados a mano sobre etiquetas escolares por Flor, con su caligrafía característica (que amerita una "tipografía Flor", como se hizo con la letra del Negro Fontanarrosa).
El insólito montaje, que llevó varios días de realización, es el resultado de una cooperación entre la artista, Rodolfo Perassi y dos artistas hoy destacados, Carlos Herrera y Mauro Guzmán, quienes en sus comienzos fueron colaboradores de Flor Balestra en su local Peccata Minuta y en su proyecto Cultura Pasajera, ambos del Pasaje Pan: un ámbito que la muestra intenta recrear. Nada mejor para describir esta experiencia estética que la frase "inmensidad íntima", que Gastón Bachelard emplea en Poética del espacio y que ella citó en una entrevista inédita. "Fragmento la forma calidoscópicamente, lleno hasta el cansancio, atesto; mis espacios son muy chiquititos y muy trabados", dijo en aquella ocasión. El texto de aquella entrevista está en la muestra.
Y así como Perassi, además de montajista del CCPE y artista, "es" un personaje de la mesa de los galanes de Fontanarrosa, Florencia Balestra "es" en la ficción Floresta Bale, la mujer de amplia sonrisa que le dice al protagonista de la novela El doble Berni (Negro Absoluto, Buenos Aires, 2008) de Elvio Gandolfo y Gabriel Sosa: "¡Yo tengo la solución!". "Yo no me acuerdo pero dice Elvio que en realidad fue así, él vino a mi local del Pasaje con no recuerdo qué problema y yo le dije: '¡Tengo la solución!'", evoca. Y allí está el libro susodicho, con un recorte de su reseña y la fotocopia de la página donde se menciona a Floresta Bale.
Otro recorte del mismo diario anuncia en su titular que "Hay peces que saben contar hasta cuatro". "Es mi colección de noticias friki", observa Flor. Una pieza asombrosa es la "revista" ológrafa casera La buena gente, fechada en 1971, obra de ella, su hermano y un amigo, donde se puede ver una "publicidad" dibujada de una estilográfica Parker que ya ostenta su estilo.
Formada en los talleres de Beatriz Vettori, de Luis Felipe Noé y de Mele Bruniard, licenciada en Bellas Artes por la UNR y admiradora de Folon, Topor, Joaquín Torres García y Paul Klee, Flor Balestra fue invitada el año pasado a hablar sobre sus procesos creativos en la edición local autónoma 2012 del ciclo de conferencias de Tecnología, Entretenimiento y Diseño TEDx Rosario. "Mi cuarto era como una casa paralela, era otra casa. Ahí adentro de mi cuarto estaba todo. Era un planeta. Yo dibujaba", dice en un tramo de su disertación, que incluyó una presentación de su libro El hilito. La charla de 16 minutos está en You Tube; el catálogo de la muestra es su versión corregida, ilustrada y escrita a mano por la artista. Y al fin la cronista se despide de su planeta, pero promete volver con una bolsa de dormir.