Los libros ilustrados no siempre estuvieron dedicados exclusivamente a los niños, sobre todo porque la niñez, como un destinatario específico del mercado editorial, tiene aún pocos siglos de vida. Desde el antiguo Egipto hasta las experimentaciones gráficas de los surrealistas, pasando por los bestiarios medievales y los libros de viajeros del siglo XIX, la convivencia ente textos e imágenes era armónica. Pese a los frecuentes ataques iconoclastas que despojaban la imagen de valores cognitivos, la coexistencia entre ambos códigos -escribir, dibujar- perdura en el tiempo más allá del arte de tapa.
En la Argentina, la publicación de libros con autor de dos cabezas (un escritor y un artista o un escritor-artista, como, solo en la cima, Hugo Padeletti) tiene su tradición. El Martín Fierro quizá mantenga el récord: Carlos Alonso, Juan Carlos Castagnino, Adolfo Bellocq, Ricardo Carpani y hasta Roberto Fontanarrosa aportaron sus creaciones al poema nacional por antonomasia, escrito por José Hernández. Cuentos de Borges y de Cortázar fueron transpuestos a historietas por artistas destacados del género: José Muñoz, Alberto Breccia y Carlos Nine. Pocas semanas atrás, el lanzamiento de un nuevo sello, Leteo, sorprendió con un libro de cuentos de Pedro B. Rey acompañados por dibujos de Eduardo Stupía.
¿Cómo se produce esa amalgama entre artes? La serie Muchos Libros Felices, que lleva adelante el diseñador Fabián Muggieri, brinda algunas pistas sobre esa alianza. En la primavera de 2016, ese proyecto editorial creado en 2013 editó tres pequeños libros, en los que se entrecruzan poemas, crónicas, canciones y narrativa con artes visuales. MDF había nacido en la Web en 2011 y aún conserva su espíritu, definido por los lazos de amistad y la apuesta a la creación. "No hay un cronograma editorial, sino la intención de editar en diversos formatos cuando las ganas de ver el material en la calle lo requieran", dice Muggieri. Aún sigue en pie el proyecto de editar el libro de aquellos días felices de la página web. "2017 quizá sea el año de la concreción", adelanta Muggieri. "Mientras tanto, por una cuestión de energía y costos, las ediciones son de pequeño formato." En 2014, el primer título de la editorial fue Morón, el cuarto libro del poeta Juan Fernando García, acompañado por fotos de Muggieri, y este año, la colección de tres títulos de la serie Qué Suerte que Viniste.
Lo pequeño no quita lo cortés. En los tres libros, el eje es el amor. En Zoológico. Poemas, dibujos, animales, García preparó una antología de poemas y la artista chilena Francisca Yáñez sumó un elenco de animales coloreados de manera lisérgica. Los poetas de ese volumen son figuras clave de la poesía contemporánea local: desde el gran Francisco Madariaga hasta Alicia Genovese. Oleaje reúne prosas poéticas inéditas de la poeta cordobesa-fueguina Niní Bernardello, con grabados que se superponen con los textos. Al estar impresos en el sistema Risograph, se logra un resultado similar a la serigrafía. El tercer libro, Viernes de chicas, concreta en libro otra forma del amor: los poemas de Andi Nachon están ilustrados por su hija.
De a dos
La Marca Editora lanzó una nueva colección, bautizada Dúo. Un Escritor & Un Artista, compuesta por ahora por dos libros binarios: textos de poetas o filósofos, como Rafael Alberti y Jean-Luc Nancy, y dibujos o reproducciones de obras de, respectivamente, León Ferrari y Antonio Seguí. Los libros están impresos de manera impecable con tapas de cartón y un papel de primera calidad. Sobre todo en el caso del tándem Alberti-Ferrari (que fueron amigos durante años), la coexistencia de imágenes, cartas, poemas y "dibujos alfabéticos" constituye una unidad. Alberti vivió exiliado en la Argentina durante más de veinte años. Con Ferrari, editaron en 1964 Escrito en el aire, que incluye poemas de Alberti y dibujos de Ferrari. La edición actual añade además las cartas de Alberti a su amigo argentino.
Otra editorial, con sede en La Plata, acaba de publicar No tenemos apuro, un conjunto de cuentos de Carolina Bruck con dibujos que se intercalan entre las historias, urbanas y alocadas, de la narradora platense. "La inclusión de las ilustraciones surgió como una idea de la autora -dice Francisco Magallanes, del sello Club Hem-. Propusimos a Gabriel Lamoretti, con quien habíamos trabajado en otras oportunidades y de quien conocemos muy bien su obra. Se le propuso que se hiciera su propia lectura de los cuentos y generara metarrelatos a partir de los relatos de Bruck." Para Magallanes, ése es el principal aporte de los artistas: proponer lecturas de los textos.
Maximiliano Masuelli y Ana Wandzik, editores del sello rosarino Iván Rosado, publicaron Nuestra difícil juventud, con poemas de Francisco Garamona y dibujos de Vicente Grondona. Ambos coinciden con sus colegas de Club Hem. "No pensamos mucho en el formato de libro ilustrado -dicen-. En las publicaciones que hacemos el dibujo no aparece como ilustración del texto, sino como otro elemento narrativo que puede intervenir con independencia, abriendo otros órdenes de lectura."
Laura Haimovichi tiene experiencia en trabajar con artistas. Con el rosarino Adolfo Nigro publicaron cuatro libros de poemas y grabados. Este año, Haimovichi hizo lo propio (escribir) en Laetitia, el libro en que comparte autoría con el pintor entrerriano Julio Lavallén. "Lo conocí a través de un amigo común que quiso reunirnos para que hiciéramos algo juntos -cuenta-. Surgió la idea de compartir una experiencia: Laetitia es el nombre de la modelo y su cuerpo sin ropa fue el disparador de una maratón plástica, textual, fílmica y fotográfica que cinco años después se convirtió en el libro homónimo."
En uno de los poemas de Un bosque oriental, el libro de Silvina Mercadal publicado por Alción, un verso parece aludir a la conjunción creativa: "Manjares duplicados". El libro de Mercadal incluye en su interior ilustraciones en tinta de Mauro Cesari. "Con Mauro un día comenzamos a desplegar los poemas con los grafismos, mientras buscábamos una estructura." Para la poeta cordobesa, lo enriquecedor del proceso fue que de momentos disociados se produjo en conjunto el corpus textual. "Escribí los poemas, Mauro ofreció mestizar palabra-grafía, un día hicimos el juego de composición", resume. De procesos creativos semejantes están hechas las búsquedas actuales más interesantes de escritores, artistas y editores.