Puede que no todos los lectores de Futuro reconozcan el nombre de Diego Alterleib, pero seguramente recuerden algunas de sus elaboradas tapas, las que abren este suplemento casi todas las semanas desde el año 2005. Los más atentos habrán querido saber quién era el autor de estas piezas reflexivas –verdaderas síntesis gráficas de las notas que acompañan– y seguramente rastrearon el nombre escrito a mano al pie de tantas tapas.
Este ilustrador y diseñador gráfico (UBA) ha publicado ahora un libro para chicos en el que ilustró dinosaurios, algo más que razonable dado el llamativo éxito que esos animales prehistóricos tienen entre los pequeños y no tan pequeños, pese a que nunca podrán ver uno en la naturaleza ni en un zoológico. Pero, pese a la sobreabundancia de material sobre este tema que nunca se agota, Diego justifica volver sobre la temática a partir de un “cómo” más que original. Su particular estética lo hace una pieza distinta y con impronta muy propia: “El estilo es como un cubismo o futurismo digital de trazos rectos. Muy sintético en cuanto a forma y color, que para mí va más directo al concepto”, cuenta el autor. En cuanto a las razones de su elección temática, él mismo se reconoce como un fanático de los dinosaurios y al decidirse a hacer un libro completo (textos, ilustraciones y diseño) por sí mismo, sintió que el tema obligado debían ser los “lagartos terribles”.
Colores planos, trazos rectos y textos acompañan la historia de un loro atrapado por un gato. El primero se defiende argumentando que forma parte de una familia fiera y terrible: los dinosaurios. A partir de allí, en una especie de Las mil y una noches hipersintética, el loro promete nombrar un dinosaurio por cada letra del alfabeto a cambio de su libertad. La historia sirve para que los más chicos aprendan el alfabeto, las letras en imprenta, cursiva, minúscula y mayúscula: “Los dinos son todos reales y traté de contar algo real dentro de lo que pude. No conforme con que fuera un alfabeto de dinos y nada más, quería que todo girase alrededor de la idea de que los pájaros son parientes de los dinos”.
Como las imágenes valen más que mil palabras, tal vez lo mejor sea explicar menos y dejar que las ilustraciones de Diego hablen por sí mismas.