Nicolás Prividera, autor de "Cine documental", es sinónimo de debate. Sea con sus peliculas, con los ensayos y articulos que llevan su firma o a partir de entrevistas y foros en los que participa, es de los pocos que gustan (y saben) mover el avispero cultural. Un iconoclasta de la cosa cultural, podria decirse.
Ya desde su primer pelicula "M", en la que indaga sobre la desaparicion de su madre en la ultima dictadura civico-militar, y luego en "Tierra de los padres" como en "Adios a la memoria", Prividera indaga en los pliegues de la historia, sea a partir de un punto de vista particular -con archivos personales que hace publicos-, como desde una mirada mas colectiva, como en el film que registro casi integramente en el iconico Cementerio de la Recoleta. Por eso, podria argumentarse que no es casual que haya sido el documental el genero -"la condicion"- que eligio Prividera como herramienta para recuperar, o entender, el tiempo perdido.
"¿Como hacer un filme que no pueda ser utilizado por el enemigo?", se pregunta el autor
Ademas de su reconocida labor como cineasta, Prividera es poeta, ensayista y docente, siendo este ultimo rol en el que tomo el desafio de -a través de la recopilacion y del despliegue de un concepto archivista-, hacer un repaso sobre que es el cine documental y sus constantes tensiones con el cine de ficcion, las aristas tecnicas y las aristas eticas del asunto, incluyendo una suerte de fichas tecnicas, o de listado bien detallado, sobre los ejemplos mas relevantes del genero: desde "Nanook, el esquimal" de Robert Flaherty (1922) a las ultimas producciones del siglo XXI, con todos los cambios de epoca que transcurrieron en las ultimas vertiginosas decadas.
Dado el rasgo polemico que identifica a cada una de sus producciones, este libro no es la excepcion, cosa que se celebra. De ahi que se encuentren, casi al pasar, reflexiones del tipo: "¿Como hacer un film que no pueda ser utilizado por el enemigo?", pregunta que se responde con, ni mas ni menos, una cita a Frantz Fanon: "Todo espectador es un cobarde o un traidor". Algunas paginas antes, el mismo Prividera escribe: "El mejor cine documental (es decir, el que resiste a ese naturalizado influjo, y no se contenta con ser un mero 'reflejo' de la realidad) busca un espectador que sea un activo ciudadano mas que un pasivo consumidor".
El texto publicado por el sello La Marca Editora -mas alla de las permanentes ideas que introduce Prividera para abrir mas preguntas y ahora que la web deja casi todo a mano-, es un excelente compendio para repasar la historia de este genero cinematografico, con una suerte de repaso de titulos que ubica a cada film mencionado en su contexto historico, social y politico. Y lo que podria ser un listado mas de "peliculas que hay que ver" es, en realidad, una caja de sorpresas con films que son tesoros audiovisuales, como Sans Soleil (1983), de Chris Marker, "El sol del membrillo" (1992), de Victor Erice o la injustamente poco difundida "Juan, como si nada hubiera sucedido" (1987), de Carlos Echevarria, director a quien el critico Fernando Martin Peña reconoce como el documentalista mas importante de la Argentina.
"El texto representa un excelente compendio para repasar la historia de este genero"
"Cine documental", que tambien podria catalogarse como un tipico cuaderno de catedra, de esos que recopilan material desperdigados en apuntes sueltos, dedica se tramo a final a repasar aquellos aspectos tecnicos que hacen a la filmacion, como la produccion, la direccion, el sonido, la puesta en escena, el guion, el montaje, entre tantos otros aspectos, y a abrir mas interrogantes sobre el presente y el futuro de este genero cinematografico en un mundo cada vez mas liquido.
De las tantas citas que generan placer encontrar en "Cine documental", puede tomarse, al azar, una de Chris Marker (un frances nacido en 1921 al que se lo cataloga como el inventor del documental subjetivo) que, segun cuenta Prividera, en una carta al pionero ruso Medvedkin, escribe: "¿Recordas como lloraste al ver como dos imagenes juntas podian tener sentido? Hoy, la television inunda todo el mundo con imagenes sin sentido y ya nadie llora".