La Marca Editora

"La gramática del cine", de Yannick Vallet, un análisis estructural del séptimo arte

Yannick Vallet presenta un análisis de las técnicas y reglas del cine. El libro aborda conceptos como enfoque, encuadre y montaje, ofreciendo una guía para estudiantes y aficionados del séptimo arte. Por Juan Pablo Russo

El cine no es solo una suma de artes —literatura, música, pintura, teatro— sino la invención de un lenguaje propio. Un lenguaje con reglas, estructuras, mecanismos expresivos que, combinados, configuran una experiencia perceptiva, emocional y narrativa. La gramática del cine, de Yannick Vallet (La Marca Editora), propone una cartografía de ese lenguaje: un mapa técnico y conceptual que permite entender cómo una película se construye más allá del guion, cómo las imágenes piensan, cómo los sonidos narran, cómo los cortes hacen visible lo invisible.

Lejos de los manuales técnicos orientados al oficio, el libro de Vallet se sitúa en un terreno más complejo: el del pensamiento audiovisual. Su tesis es clara y ambiciosa. Si el cine es un lenguaje, entonces tiene una gramática. Y esa gramática no se limita a recursos expresivos sino que constituye un sistema de signos. Encuadres, desplazamientos de cámara, montaje, transiciones, uso del sonido, iluminación, ritmo: todo funciona como una sintaxis que organiza el sentido, que estructura la mirada del espectador y define su relación con lo que ve.

Vallet no enseña a filmar. Enseña a leer. Cada capítulo del libro descompone un aspecto del lenguaje cinematográfico y lo analiza no solo desde su funcionamiento técnico, sino desde su impacto en la percepción. El encuadre no delimita lo que entra en campo: define lo que queda fuera. El montaje no solo ordena imágenes: construye relaciones, produce tensión, sugiere rupturas. El sonido no ilustra: modela la atmósfera, resignifica el plano, desarma el realismo. La cámara no observa: posiciona ideológicamente al espectador.

A partir del análisis de escenas clave del cine clásico y contemporáneo, Vallet muestra cómo las películas no son solo relatos visuales, sino arquitecturas de sentido. Cada plano es una decisión. Cada movimiento, una forma de ver. Cada transición, un paso en la construcción de una mirada. Y lo más importante: nada es neutral. El lenguaje del cine no refleja la realidad, la construye. No representa, sino que produce mundo.

La propuesta es rigurosa pero accesible. Vallet combina claridad conceptual con esquemas visuales y ejemplos concretos. La lectura invita a mirar las películas con otra lógica: no desde el argumento, sino desde su estructura secreta, desde los mecanismos que articulan emoción y pensamiento sin decirlo explícitamente. El cine como código. El plano como palabra. El montaje como gramática.

En una época marcada por la circulación frenética de imágenes, por narrativas veloces y efectos estandarizados, detenerse en los engranajes del lenguaje audiovisual no es un gesto nostálgico, sino una forma de resistencia. La gramática del cine no solo ofrece herramientas para futuros cineastas o críticos. Propone una ética de la mirada. Una invitación a ver con atención. A leer lo invisible. A pensar el cine no como entretenimiento, sino como forma.

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