La Marca Editora

"La sociedad del espectáculo", de Guy Debord, un libro para repensar las nuevas formas del espectáculo mediático y político

La sociedad del espectáculo de Guy Debord cumple cincuenta y un años y La Marca Editora la reedita en una edición de lujo. Publicado en 1967, resulta uno de los retratos más agudos, despiadados y penetrantes de la sociedad contemporánea, planteando una crítica férrea a los medios de comunicación de masas que estimulan el consumismo irracional y difunden estereotipos de vida en contenidos publicitarios, informativos y ficcionales, que hoy, en pleno imperio de lo político y culturalmente correcto, ha vuelto a cobrar una merecida e intempestiva vigencia.

Por Juan Pablo Russo

Filósofo,  escritor y cineasta francés, Debord (1931-1994), fue reconocido mundialmente por ser el fundador y el principal teórico de la Internacional Situacionista, disuelta en 1972, y director de la revista del mismo nombre, en la que se llevaron a cabo los análisis teóricos más lúcidos y radicales de la sociedad contemporánea. El movimiento situacionista se manifestó a la vez como vanguardia artística, investigación experimental de la libre construcción de la vida cotidiana y finalmente como contribución a la articulación teórica y práctica de una nueva contestación revolucionaria. Los situacionistas participaron activa e imaginativamente en el Mayo Francés del 68.

En 1967 Guy Debord publicó La sociedad del espectáculo, un libro absolutamente fundamental dividido en 221 parágrafos, agrupados a su vez en nueve capítulos temáticos, que proporcionaba una reinterpretación del marxismo, sobre todo del concepto de fetiche de la mercancía aplicado a las condiciones del capitalismo contemporánea.  Esta condición en la cual la realidad se ha substituido por su imagen representa el momento histórico contemporáneo, cuando la mercancía completa su colonización de la vida social: las relaciones entre mercancías han suplantado las relaciones entre las personas y, en estas, la identificación pasiva con el espectáculo suplanta la actividad genuina. El espectáculo no es una colección de imágenes, escribe Debord, en cambio, es una relación social entre la gente que es mediada por imágenes.

Hoy casi cincuenta años después de la aparición de La sociedad del espectáculo se nos sigue revelando la teoría y la práctica del espectáculo en un momento donde asistimos a la descentralización del poder político y mediático que nos obliga a replantear el concepto de hegemonía e interrogar las estrategias de control y de dominación que subyacen a las nuevas formas de espectáculo. 

 

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