“No se puede escribir más sobre Borges”. Con esta frase, Eugenia Zicavo dio inicio al encuentro «Los otros Borges«, que se realizó en Libros del Pasaje, en el marco de la celebración por los 125 años del nacimiento del escritor.
La frase intentaba poner en crisis aquel prejuicio, casi un lugar común, que sostiene que ya se ha dicho todo sobre él. Y, sin embargo, todavía se sigue escribiendo y reflexionando sobre —y a partir de— su obra. Borges es una usina de pensamiento para la literatura argentina. Desde su figura se puede explorar no solo la relación con los autores y las vanguardias, sino también la manera de entender la intervención de los intelectuales con la política, la trama histórica del país, la Justicia, y hasta la conexión con la estadística y los algoritmos.
Con la moderación de Zicavo, participaron en el panel: Verónica Abdala, periodista y autora, junto con Miguel Rep, de Borges: Una vida ilustrada (La Marca); el abogado Leonardo Pitlevnik, autor de Borges y el derecho (Siglo XXI); Walter Sosa Escudero, economista, que publicó Borges, Big Data y yo (Siglo XXI); y el escritor Patricio Zunini, que se ocupó de los años de Borges en la Biblioteca Miguel Cané y en la Biblioteca Nacional en Borges en la biblioteca (Galerna). Un rato después de comenzado el encuentro llegó Miguel Rep —que había confundido el horario— y, mientras los demás invitados hablaban, montó un caballete y dibujó varias ilustraciones de Borges.
Durante casi hora y media —y podría haber sido más, de no ser por otras actividades agendadas— los invitados abordaron diversas perspectivas sobre Borges.
Verónica Abdala: «Borges es un clásico y cumple con su destino de clásico, pero no en el sentido solemne o lejano. Él sigue presente y sigue convocando, y eso se nota en cómo las nuevas generaciones también lo adoptan. No es solo el Borges de los libros, es el Borges de los memes, de las canciones, del Borgespalooza, de los festivales.»
Walter Sosa Escudero: «Lo que hice en mi libro fue buscar una especie de puerta giratoria que conecte a los chicos con el mundo de los datos y, al mismo tiempo, con Borges. Porque Borges es un puente hacia otros conocimientos, y si lográs presentar eso de una manera que enganche, podés acercar a los jóvenes a leerlo y a entender que su obra va más allá de lo literario.»
Leonardo Pitlevnik: «Borges es como un prisma: vos lo mirás desde un lado y te muestra una cosa, lo das vuelta y ves otra completamente distinta. Y eso pasa también cuando lo relacionás con el derecho; sus cuentos abren un montón de puertas a interpretaciones que podés vincular con los sistemas judiciales, la verdad, la mentira, el castigo… y eso es lo fascinante, que siempre hay algo nuevo para descubrir.»
Patricio Zunini: «Yo creo que, si es posible escribir sobre Borges, se debe más un triunfo de los lectores que del propio Borges. Somos buenos lectores y lo leemos mal: abundamos en las atribuciones erróneas. Eso es lo fascinante, que no hay una sola manera de leerlo.»
Walter Sosa Escudero: «Mi objetivo fue mostrar que Borges no es un autor reservado para una elite intelectual, al igual que la matemática no es solo para los que estudian ciencias exactas. Muchas veces, la gente no se acerca a Borges porque tiene ese prejuicio de que es difícil, pero pasa lo mismo con los números y las estadísticas. Es cuestión de desmitificar un poco y animarse, porque hay belleza en lo que parece complicado.»
Leonardo Pitlevnik: «Lo que Borges hace con sus cuentos es lo mismo que hacemos los abogados con un caso: armar una historia, un relato, buscar pruebas, conectar puntos. Ahí está la conexión entre Borges y el derecho, en esa construcción de una narrativa que puede ser verídica o completamente inventada, pero que siempre busca convencer, manipular o simplemente mostrar otra perspectiva.»
Verónica Abdala: «Mi acercamiento a Borges fue, primero, por puro desconocimiento y, después, por esa fama de que es un autor difícil, indescifrable. Me dije: bueno, si todos dicen que es tan complejo, habrá que meterse para ver qué tan cierto es eso. Y la verdad es que encontré a un Borges que se puede disfrutar desde muchos niveles, incluso desde los más simples.»
Leonardo Pitlevnik: «Lo que me fascina de Borges es cómo se mete en cuestiones jurídicas, aunque él no se lo propusiera explícitamente. Cuentos como ‘La lotería en Babilonia’ te hacen pensar en el azar, en la justicia, en cómo las decisiones se toman por capricho o destino. Borges, sin ser abogado, estaba diciendo cosas que los juristas llevan años tratando de entender y que siguen siendo súper actuales.»
Walter Sosa Escudero: «A mí me sorprendió ver cuánto hay de Borges en la matemática, y viceversa. Porque hay una percepción de que Borges es complicado y que la matemática es complicada, pero la verdad es que ambas tienen algo que ofrecer a todos. La clave está en perderle el miedo y entrarle, porque una vez que lo hacés, te das cuenta de que Borges y los números tienen mucho en común: son accesibles y fascinantes si uno se anima a verlos desde otra perspectiva.»
Verónica Abdala: «Borges fue más un personaje de sí mismo que un hombre y eso es algo que siempre me interesó explorar. Es muy difícil separar al Borges escritor del Borges figura pública, y ni hablar de toda la construcción que él mismo hizo de su imagen. Al final, uno no sabe qué es cierto y qué no, pero eso también es parte del juego.»
Patricio Zunini: «Perón nunca echó a Borges de la Biblioteca Miguel Cané. Esa es uno de los tantos mitos que se cuentan. Perón no tenía ni idea de quién era Borges, y hay que decirlo porque todas esas anécdotas, ciertas o no, van moldeando una imagen que a veces está lejos de lo que realmente pasó.»
Leonardo Pitlevnik: «Me gusta pensar en Borges como un abogado frustrado. Sus textos tienen esa obsesión con el orden, con las reglas, con los sistemas de poder, que son temas muy legales. Y cuando uno se mete en eso, descubre que Borges está lleno de esas tensiones entre lo justo y lo injusto, lo legal y lo arbitrario. Es como si él estuviera jugando todo el tiempo con la idea de la ley.»
Patricio Zunini: «Durante los años en que Borges queda fuera de la Biblioteca Miguel Cané y antes de llegar a la Nacional, se construye como el gran orador de la libertad. Es interesante cómo esos años de ‘exilio’, en vez de tirarlo abajo, lo empujan a plantarse más fuerte como defensor de la libertad, aunque eso lo haya llevado a situaciones complicadas como darles apoyo a los militares de la Revolución Libertadora.»
Walter Sosa Escudero: «Borges tiene la cualidad de ser a la vez distante y cercano. Cuando uno lo lee, parece que está hablando de cosas complicadísimas, pero si lo desarmás, si te fijás bien, te das cuenta de que hay mucho de cotidiano en sus textos. Lo mismo pasa con los datos y los algoritmos: al principio parecen incomprensibles, pero son herramientas que usamos todos los días, solo que no nos damos cuenta.»
Verónica Abdala: «Lo que más me gusta de trabajar sobre Borges es poder desarmar la idea de que es un escritor para pocos. Para mí, Borges tiene una parte lúdica, accesible, que se puede disfrutar sin tener que ser un erudito. Y creo que eso es lo que hay que mostrar, que Borges puede ser un compañero de ruta para cualquiera que tenga ganas de leerlo, sin miedo.»
Leonardo Pitlevnik: «Borges tenía una visión muy compleja de la verdad, algo que en el derecho es fundamental. Cuando lees ‘Emma Zunz’ o ‘El jardín de senderos que se bifurcan’, te das cuenta de que la verdad no es una, que depende del contexto, de la narración, de quién la cuenta. Y eso es clave en los juicios, en cómo entendemos la justicia, porque no hay una sola versión de los hechos, siempre hay múltiples verdades.»
Patricio Zunini: «Cuando cae Isabel, Borges va a la Casa de Gobierno a comer con Videla. Para él, los militares eran los que venían a salvarnos del peronismo; es difícil entenderlo hoy, pero para Borges eso era lo que ya había pasado en el 55, era parte de su discurso sobre la libertad y el orden, aunque la realidad fue otra y mucho más cruda.» ///50Libros