Hay una incertidumbre que nos afecta en todas las constelaciones de mundos en las que vivimos; la pérdida del sentido. Y es que, en un sentido, «tener sentido» significa disponer de una dirección, y por lo tanto requiere de algo separado, «algo otro», en referencia a lo cual orientar ese sentido. Hoy , sin embargo, ya hemos hecho ese tránsito que prescribía la interpretación del sentido, y no nos queda ningún «otro mundo» (ni más adelante en el porvenir, ni enfrente nuestro hacia oriente, ni aún sobre nuestras cabezas más allá de todo mundo), ningún «afuera» (ni siquiera utópico), en relación al cual ir en algún sentido. Aún más: ya no podemos saber siquiera en qué sentido del mundo es el fin del mundo en el cual es significativo hablar del sentido en ese sentido.
Jean-Luc Nancy (Burdeos, 1940) es reconocido como uno de los filósofos y pensadores más influyentes en la Francia contemporánea. Se graduó en filosofía con una tesis sobre Kant, que supervisó Paul Ricoeur. Junto con Philippe Lacoue-Labarthe, formó un tándem filosófico, que organizó influyentes coloquios en Cerisy-la-Salle y produjo libros clave del último pensamiento francés. Es profesor emérito de la Universidad de Estrasburgo. Entre sus libros se destacan: La communauté désoeuvrée (1986), El sentido del mundo (editado por la marca editora en 1993), Las musas (1994) y Tumba de sueño (2007). La obra filosófica de Nancy aborda un amplio abanico de temas: desde el romanticismo y la filosofía del arte hasta el fin del sentido y la reflexión sobre el cuerpo.