Desde su invención la fotografía resultó uno de los medios más efectivos para dar cuenta de los grandes sucesos del mundo. Sin embargo, Pierre-Jean Amar demuestra que la transición de la fotografía documental al fotoperiodismo fue un pasaje que se realizó de forma lenta, recién después de la Primera Guerra Mundial.
Así, de simple ilustración, la fotografía se convirtió en verdadero testimonio periodístico, relato, cosmovisión de una subjetividad que representa la visión de un sujeto: el reportero gráfico. Las imágenes pasaron a ser utilizadas como medio de lucha para defender ideas y ponerse al servicio de una causa. Amar alerta sobre el peligro de que este compromiso puede transformarse en propaganda. Allí es donde se genera la tensión, el contrapunto, entre periodismo comprometido y corporativismo.
Algunos de los grandes nombres de la disciplina son Robert Capa, Henri Cartier-Bresson, William Eugene Smith, Diane Arbus, Bruce Davidson; y el componente distintivo, la desautomatización. Según Smith: “Algunas fotos suscitan una emoción tal que desencadenan la reflexión”. Sin dudas, un elemento clave para que el fotoperiodismo se abra al mundo y abrace su objetivo.